Envió mensajeros a las distintas cortes europeas pidiendo auxilio y rescate para obtener su libertad. Entre los que le contestaron figuran Juan I de Castilla y Pedro IV de Aragón y III de Cataluña. Una vez lograda su liberación, el monarca armenio visitó al Papa Clemente VII, del que sólo obtuvo buenas palabras pero ninguna ayuda. Pedro IV de Aragón se limitó a consolarle sin otorgarle tampoco ninguna ayuda económica ni territorial.
Sería Juan I de Castilla quien, en un derroche de generosidad le otorgara a León V el señorío de Madrid, Andújar y Villareal(actual Ciudad Real), cuyas rentas sumaban unos 150.000 maravedíes. Y aquí tenemos a León V como señor independiente de Madrid.
Se instaló en el Alcázar y durante tres días hubo fiestas en la nueva capital de Armenia para celebrar su llegada. León V prometió unos privilegios para sus súbditos que no llevaría nunca a cabo. Pocos meses después, allá por el 12 de octubre de 1383, el rey de Castilla tuvo que prometer a los pobladores de Madrid que aunque lo hecho hecho estaba, a la muerte de León V volvería la villa a ser castellana y prometía no regalarla nunca más.
De este modo España perdió, temporalmente, la soberanía sobre Madrid y alrededores, y no por ocupación traicionera como ocurriera con Gibraltar, sino por una donación estúpida de un Rey.
León V se cansó de Madrid, y acabó yéndose a Navarra y después a Francia, muriendo finalmente en París en 1393. Anteriormente, en el 1391, el rey Enrique III revocó la donación, devolviendo así a los madrileños la nacionalidad castellana.
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