Hay evidencias históricas que nos muestran que desde el S. XXVII a.C.(imagen de la izquierda, nos muestra un batido de la seda del s.XXVII a.C) en China ya se trabajaba la seda. China procuró tener la exclusividad de tan valiosa materia, prohibiendo su salida y velando por el secreto de su fabricación durante más de tres milenios. Finalmente, gracias a monjes, diplomáticos, espías e incluso ladrones se acabó forzando la exportación de la seda e incluso otras civilizaciones occidentales comenzaron a trabajar por cuenta propia la seda.
Hubo un templo en Pekín en el que la emperatriz hacía cada año una ofrenda de las hojas de morera con que se alimentan los gusanos de seda. Y si bien la vida en China pendía de un hilo, fue el hilo de seda el que la puso en contacto con el mundo exterior. Desde el interior de Asia se trazó la ruta de la seda, seguida por Marco Polo durante sus viajes, y por la que circulaban innumerables caravanas con tejidos finos y brillantes con destinos como la India, Roma, Grecia, Rusia y Venecia.
Sir
Desde tiempos antiquísimos se realizaban en China excelentes tejidos. Ya conocían el damasco, las gasas, el tafetán, el satén, los crespones y el muaré. Dichas telas eran adornadas con bordados de oro y plata de una calidad que nunca oscurecía ni perdía el brillo de su color. Incluso se utilizaban telares muy complicados, que hoy en día sirven de base para sistemas más modernos, los telares fijos, que requieren ser manejados por dos hombres.
He encontrado en youtube un documental muy breve, que dura menos de dos minutos, en el que nos podemos ubicar y tener una mejor idea de la ruta de la seda (Click aquí para ver documental)